“Si veías al ladrón, tú corrías con él”
Salmos 50:18
Alfredo A. Calderón Cámara
No por esperada y temida ha sido menos cruenta, sanguinaria, lapidaria y lacerante la guerra de mordiscos que a nivel nacional la sociedad a presenciado de la cúpula del PRD donde el robo de urnas alegró las elecciones internas, México sabe de los irreconciliables odios entre las tribus, pero pocos entendían hasta dónde llegaba el fango electorero dónde chapaleaban, se tenía plena conciencia y la certeza que ni en sueños eran políticos honorables, pero faltaba el hilo de la madeja. Tiempos son estos en los que los abusos cometidos han alcanzado y degradado todos los ámbitos de la “very importan people” del PRD nacional y todavía no se sabe si el descubrimiento de tamaño cochinero se lo deben a los “Chuchos” o a la gente de Bejarano y su esposa, lo que nadie puede negar es que fueron pillados con las manos en la masa y aunque dan manotazos tratando de tirar el agua sucia que inunda el barco para el lado contrario, buscando -eso sí- la forma de cambiar de dirección el tornado que los agarró en la letrina y los dejo desnudos.
No es posible inculpar a los cuatro vientos como lo tratan de hacer Bejarano y Dolores Palierna que es un “chuchinero”, la realidad que aplasta el proyecto y el nauseabundo tufo los delató, las cúpulas amarillas sienten las consecuencias brutales, demasiado el castigo y reproche social, máxime cuando ellos siempre se autonombran los amantes incondicionales de la anti corrupción y se dan sospechosos baños de pureza, mientras grosera y petulantemente patean el suelo al grito de “no es para tanto; sin meditar que es la corrupción que tienen dentro es la que los persigue como una jauría en celo.
La sociedad en su conjunto ha dado cuenta de la mugre que tienen dentro, exhibe que son falsarios de la democracia y más corruptos que todos aquellos políticos que denostaban, se niegan a aceptar que la venganza popular no tarda en salir a las calles, que nadie se va a colgar un antifaz si tienen la máscara de una Dolores Padierna. El contenido de las pruebas documentadas en los noticieros nacionales demuestra que el círculo que pretende desgobernar el país con Marcelo Ebrard o López Obrador al frente, está plagado de burgueses escapistas mimetizados en la izquierda, que por ostentar el poder son burdos terroristas verbales al momento de ser descubiertas sus fechorías. La diferencia entre los inmaculados perredistas ha quedado rota, sus vestiduras han sido rasgadas por su brutal corrupción, el rostro de delincuentes electorales ha sido visto por millones de mexicanos y lo que ellos decían que los hacía diferentes de los demás políticos, ha sido precisamente lo que ahora los hunde en el hartazgo social, ellos mismos prendieron el fuego debajo de los pies de barros de sus ídolos.
El pueblo que no es tonto, los observa desgarrarse la piel en tirones y demostrar su personalidad: son entes sin escrúpulos, abusadores sometidos, dóciles y fieles a la pandilla, políticos que lo mismo venden novelas de inocencia, que se atreven a llorar en público; donde unos claman por una inocencia que no existe mientras otros se auto inculpan con tal de salvar la supervivencia de la pandilla que encabeza de un lado Bejarano y del otro los “Chuchos”. Habituados al amiguismo intermafia, prefieren por encima de todo la cofradía, convertida en la misma tesis que siempre han señalado con índice de fuego y se echan la culpa unos a otros, mientras no pueden evitar mirar como a nivel nacional y en televisión abierta con extrema dureza se muestran como ladrones y muestran el canibalismo total que los hace verse cual manada sangrienta de hombres aviesos: lobos unos de otros…
EL SEPTIMO SELLO
El PRD en Tabasco no es ajeno a los mismos vicios que aquejan a sus compañeros de partido, aunque la división es real, anote desde ahora que la expulsión de Juan Manuel Fócil, pedida, no prosperará y al final todos se limpiaran la boca como si nada hubiera pasado…
LA SEPTIMA TROMPETA
En medio de tanta corrupción y mugre amarilla se levanta la mano de Javier May clamando cual víctima propiciatoria, por una inocencia en la que nadie cree…
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