“Todos los animales, y todo reptil y toda ave, todo lo que se mueve sobre la tierra según sus especies, salieron del arca”
Génesis 8:19
Alfredo A. Calderón Cámara
Algo sucede en el arca de Noé, que las cosas están cada día peor y Noé ya no sabe qué hacer, es más hasta parece que ya tiró la toalla. Para salvar lo poco que se podía salvar porque como sabía que venía la inundación, Noé construyó el arca donde todos los animales de todas las razas debían entrar en paz, pero el desorden imperó a tal grado y todos querían una parcela dentro del arca que no le quedó de otra al pobre Noé sino decir que no todos podían entrar. Después de la inundación que dejó el Edén bajo agua, nadie sabe dónde está la llave de la puerta y todos los animales están nerviosos. La hiena Pedro habla y habla todos los días por radio a los hermanos Coraje pidiendo que le abran la puerta, quiere hueso porque ya se dio cuenta que muchos saltamontes han comenzado a tirarse del arca a una lanchita amarilla que pasó y según ellos es su tablita de salvación. A Pancho buitre -carroñero como es- no le queda otra que soportar la espera entrecerrando los ojos y esperando que acabe de morir, ese pobre animal que estaba en terapia intermedia, pero que paso a pasito se está muriendo en medio de discusiones de los hermanos Coraje.
Ninguno de los animales quiere entender que viviendo en paz dentro del arca están más seguros, que Noé fue claro, que dentro del arca hay identidades y formas distintas de pensar; pero, existen los animales ególatras, quienes poco les importa lo que sucede ni al arca ni a los demás, las tribulaciones que pasan poco les importa, sólo viven pensando en ellos, en sus necesidades de poder y más poder y en la perfección de sus rostros y cosas materiales. También hay animales serviciales que tienen en Noé y su Plan Hídrico: el mejor ejemplo de asistencia, pero que muchas veces aunque fueron usados y abusados como animales de carga y trabajo, siguen siendo fieles hasta que se cansan y entonces les viene valiendo que no aparezca la llave del arca y que una parte importante de los animales se estén rebelando. No hay que olvidar que también están esos que se viven quejando de todo, no soportan estar sujetos a la obediencia y disciplina del arca, todo lo quieren, se quejan hasta de la mirada de los demás y aunque saben que tienen un trocito de poder y pudieran ayudar, piensan que aunque están en el arca de Noé, no forman parte de ella, que es mucho lo que han dado, no logran entender que para conservar el arca, tienen que pagar el precio de la disciplina. Otros animales: los perezosos, esos incumplidos que nunca llegaron a las sesiones y quieren seguir pegados a la ubre, esos que no aprecian el esfuerzo de los demás, los que siempre son los últimos en todo, no tienen nada ni representan a nadie, esos que saben que pueden llegar a tiempo pero que les vale, no hacen nada para ellos, pero arman tremendas peleas y llegan a la hora que quieren. También están los más peligrosos: los venenosos, esos que la naturaleza los hizo hermosos, pero que con una sonrisa en los labios tienen un veneno letal para dañar a los demás, que saben que está mal, pero lo hacen, filtran documentos y expedientes, mueven la lengua, sueltan el chisme, un rumor y envenenan los corazones de los demás, todo lo desestabilizan, no quieren que todo se controle porque precisamente como viven con raíces de amargura con sus acciones crean ambientes fríos y contaminan todo de desánimos. Anote, aunque ya bajo la inundación, no hay manera que las cosas se controlen porque nadie sabe dónde está la llave en el arca de Noé…
EL SEPTIMO SELLO
Duro es ver al Edén, convertido de la catedral del Animal Planet, a un verdadero infierno.
LA SEPTIMA TROMPETA
Mañana regresamos a los asuntos serios de la política. También puede revisar esta columna en el blog http://alfredocalderon.blogspot.com/. Delaciones, chivatazos y confidencias al teléfono 99 33 18 21 65…
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