Se le denomina a la última gran guerra. Esto será en el gran valle de Megido que está en medio de Palestina desde el Mar Mediterráneo hasta el río Jordán. Tiene 300 kilómetros de largo y 15 de ancho.
La gran batalla de Armagedón es la batalla final de la historia humana. Todos los ejércitos del mundo protegerán sus propios intereses, llegaran a Megido, se unirán formando un solo ejército que estará listos para exterminar a los judíos y obtener todo el petróleo de Medio Oriente. Aquí es cuando Jesucristo interviene y detiene la locura y la maldad de la humanidad.

lunes, 11 de febrero de 2013

Lealtad verdadera...


En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia…”

Proverbios 17:17

Alfredo A. Calderón Cámara


Hace 100 años, un 9 de febrero, Victoriano Huerta recibió de manos de Francisco Madero el mando militar; así, sin haber intervenido inicialmente en el levantamiento, convirtiéndose en la persona con más poder durante la Decena Trágica; a partir de ese momento estuvo en condiciones de controlar la situación y pactar con el enemigo. Gustavo Madero dudando de la lealtad huertista, lo entregó cuando aún había tiempo de evitar mayores desgracias; sin embargo, Francisco I. Madero, por confianza, ingenuidad o por soberbia, pagó con su vida haber ignorado la advertencia de su leal hermano. El 18 de febrero, Gustavo Madero con pruebas irrefutables de la traición, aprehendió, desarmó y entregó a Huerta a su hermano Francisco; sin embargo, el presidente prefirió escuchar las súplicas del chacal y tras devolverle su arma, le concedió 24 horas para probar su lealtad. Gustavo Madero fue asesinado violentamente por órdenes de Huerta. Madero y Pino Suárez fueron aprehendidos también y asesinados el 22 de febrero de 1913. Las huellas de las personas que caminaron juntas nunca se borran. La lealtad verdadera es continua, permanente, no necesita refrendarse y mucho menos jurarse. La verdadera lealtad no se condiciona, ni se aplaza, ni se disimula, ni se exhibe, ni se chantajea y mucho menos se factura y cobra.



La verdadera lealtad requiere de la voluntad, porque se realiza a lo largo del tiempo en forma sostenida. La lealtad verdadera, se verifica en la constancia y la perseverancia, no se trata de ser leal a ratos sino de serlo a toda costa y todo el tiempo. Por eso, hay lealtades que en su momento parecen sólidas pero se vuelven fuegos de artificio; aún los grandes traidores de la historia, también juraron lealtad en su momento. La verdadera lealtad al líder o los verdaderamente leales al líder, definen la personalidad del mismo. Un líder que siente debilidad y placer con por lealtades perrunas, pueden apostar que es un líder egocéntrico y totalitario. La lealtad pasiva o emocional, casi nunca está en desacuerdo con su líder y si lo está jamás lo manifiesta, con el tiempo crea una dependencia que siempre le favorece y se mantiene leal hasta que el líder entra en crisis. La lealtad activa o racional, es aquella que se desarrolla después de reconocer el liderazgo, entrega, disposición al sacrificio y otras virtudes propias de los hombres considerados grandes por la historia. En política lo que parece, es. La lealtad que muchos dicen tener, al tiempo se verá su esencia primaria, Arturo Núñez sabe que camino con amigos y no amigos, leales y no leales, pero, ni modo así es la política, la hacen los hombres, ni ángeles ni demonios, hay quienes caminan con la frente en alto, pero con el corazón plagado de sentimientos contrarios, todo tiene su tiempo y los verdaderos intereses saldrán en su momento para demostrar quiénes son en realidad aquellos que podrán hablar de una lealtad verdadera…


EL SEPTIMO SELLO

En contra sentido, desleal es el que traiciona, el que olvida, el que se entrega a sus propios proyectos egoístas. En la historia tabasqueña, de leales y desleales, de gratos e ingratos, tenemos imborrables recuerdos. Los desleales pasan, los leales quedan para siempre en el corazón y la memoria del pueblo. La lealtad exige encaramarnos sobre los hombros de Madero y Pino Suárez para poder ver más allá de los aduladores y cortesanos…



LA SEPTIMA TROMPETA

Durante la ascendiente de cualquier gobierno, lo que más se escucha repetir y jurar entre los cortesanos es la palabra lealtad. La cuestión es: ¿las lealtades exhibidas sexenio tras sexenio y hasta la fecha por los mismos políticos le han servido de algo a Tabasco o al sujeto objeto de la lealtad? La respuesta la tienen ellos mismos: los leales circunstanciales de hoy, son los traidores de ayer e inevitablemente de mañana. No hay mucho para dónde hacerse: “el que no tiene dinga tiene mandinga, o el que no cojea de un pie, cojea del otro”. Quien no aprende de la historia, está condenado a sufrirla.También puede revisar esta columna en el blog http://armagedon.elimparcialdetabasco.com.mx/... A sus órdenes al teléfono 99 33 18 21 65…

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