El mentiroso de Bethel…

“Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? ”…

1ª de Juan 4:20

Alfredo A. Calderón Cámara

alfredocalderon@hotmail.com

Alberto Tristán, ministro de Asambleas de Dios, yerno de Waldemar Ceballos, dejó los malos pasos en que se aseguraba caminaba y emigró a Minatitlán donde lejos de toda protección ministerial fortaleció su ministerio, llegando a ser Presbítero de Región, no obstante, ante la evidente decadencia ministerial y espiritual del templo Bethel y el rechazo total de la gente de heredar de pastor a Waldemar Ceballos Lira “pollo sonso” como lo llama Emanuel Ortiz;  Alberto Tristán opto por retornar con su esposa a realizar un ejercicio pastoral en Bethel, su visión y carisma pronto hizo sentir el cambio ante la feligresía, ello, despertó celos en el gris e ineficaz ministerio de su cuñado que siempre ha vivido como el cacao –a la sombra de la madre-.

Ceballos Arcila, como jefe del clan cuando debería ser ejemplo de amor, templanza, paciencia, benignidad, bondad, mansedumbre, fe, paz y gozo por ser un pastor con más 50 años, deplorablemente Ceballos Arcila no practica tales virtudes y lejos de ser factor de unidad familiar, mejor permitió que los celos ministeriales crecieran y dividieran aún el núcleo familiar obligando a su yerno Alberto Tristán a emigrar y contratar un salón del Hotel Hilton para realizar servicios religiosos los domingos, lugar a donde, poco a poco emigraron  algunos miembros de Bethel; porque hablar de Bethel en estos tiempos, es mirar cara a cara la decadencia y el oprobio espiritual, pastoral y abandono de la pobre iglesia madre, ovejas fieles que por años han recibido sólo “pasto seco”, sequía espiritual, explotación económica y las penurias de verse al paso del tiempo como la higuera que maldijo Cristo; por eso, algunos emigraron al Hilton en busca del “pasto fresco” que ministra Alberto Tristán.

Tal desobediencia de la feligresía provocó la ira de Ceballos Arcila, dejando ver su verdadero rostro de ministro generador de pleitos, celos, contiendas, disensiones y  envidias, cosas que aquellos que las practican no heredarán el reino de Dios. Triste es para Eunice, la hija de Ceballos y esposa de Tristán darse cuenta que su familia hace mucho tiempo renunció al honroso privilegio de cuidar del rebaño, Bethel se encuentra en el oprobio, abandono y la pobreza espiritual porque sus líderes perdieron unción, visión y función, indispensables para cumplir con los requisitos indispensables de la posición que tienen pero no cumplen.

Waldemar no tiene amigos ni familia, quien le estorba, lo aplasta. Notable es la diferencia abismal entre los ministerios de Alberto Tristán y el gris de su cuñado y, cada día se ahondan más; por más que quieran inflar a “pollo sonso” para heredarlo de pastor en Bethel, su mediocridad sólo es comparable al repudio que tiene en su contra la feligresía de Bethel que no lo permite máxime cuando a los ojos de todos, aunque el mensaje de Ceballos Arcila es de amor, como aborrece a su yerno, lastimosamente demuestra lo que es: el mentiroso de Bethel…

EL SEPTIMO SELLO

Muda, la barra ministerial es testigo del odio y la persecución de Ceballos Arcila contra su yerno y para el cielo no va porque dice la Biblia, porque que el que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas… 

LA SEPTIMA TROMPETA

Waldemar Ceballos, feamente olvida que el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos ¿Verdad “pollo sonso”?...