Se le denomina a la última gran guerra. Esto será en el gran valle de Megido que está en medio de Palestina desde el Mar Mediterráneo hasta el río Jordán. Tiene 300 kilómetros de largo y 15 de ancho.
La gran batalla de Armagedón es la batalla final de la historia humana. Todos los ejércitos del mundo protegerán sus propios intereses, llegaran a Megido, se unirán formando un solo ejército que estará listos para exterminar a los judíos y obtener todo el petróleo de Medio Oriente. Aquí es cuando Jesucristo interviene y detiene la locura y la maldad de la humanidad.

miércoles, 15 de junio de 2011

Barbarie policiaca…

“¡No matarás!”…
Éxodo 20:13



Alfredo A. Calderón Cámara
El asesinato de dos civiles a manos de policías federales en Cárdenas, exhibe el grado de brutalidad, impunidad e ilegalidad con que se conduce la gente de Genaro García Luna, sus sangrientas hazañas nulas de credibilidad se dan al más viejo estilo del Oeste, los juicios sumarios y ejecuciones sin sustento donde la sociedad pone  sangre y muertos sin miseria, obligan a una amplia explicación porque deben ser esclarecidos de inmediato. Las sanguinarias fotos dan cuenta de cómo los disparos entraron por la espalda de dos humildes tabasqueños que nada tenían que ver con la delincuencia y que los mismos medios de comunicación aseguran: se habían pasado un alto en una camioneta modelo 82 –demasiado vieja- como para ser de las que usa la delincuencia organizada, vehículo que tampoco tenía reporte de haber sido robada que sustentara tanto abuso y barbarie policiaca.

Las tomas publicadas en el diario Novedades detallan con certeza dos campesinos del poblado C-29, exterminados con saña, con sendos balazos en sus espaldas bañadas en sangre, ambos tirados boca abajo en medio de un lago hemático, que obliga a severos cuestionamientos del por qué los agentes federales no permitieron ni dieron tiempo a que los ultimados se identificaran al bajar de la camioneta, sino al contrario, cómo si se tratará de un acto que deje constancia de lo que son capaces los “agentes del orden” al juzgar unilateralmente la gravedad del castigo que merece quien se pase un alto. Esta malograda tragedia deja constancia y comprueba el mal uso, la manipulación y el abuso de autoridad de las fuerzas federales.

Lamentablemente, no es la primera ejecución, las balas que asesinaron a estos dos campesinos exhibe la impunidad y el exceso, la torpeza y el libertinaje con que actúan las fuerzas armadas, un crimen de esta naturaleza pega directamente en una credibilidad del ejército y policía federal rescindida y derogada por las balas asesinas y el baño de sangre que desde el 14 de noviembre de 2010 en Jalpa de Méndez, clama justicia y suma su repudio contra la fallida estrategia de Felipe Calderón Hinojosa. Urge, pero urge ya, que se recupere el estado de Derecho y la ley garantice que en estas aberrantes ejecuciones la sociedad dejara de seguir poniendo los cadáveres, la sangre, el dolor y el llanto. Es cierto y nadie lo niega, el miedo atroz y el sanguinario terror que padecen los federales los hace cometer asesinatos tan horrendos y repugnantes, pero eso no legitima la barbarie policiaca...

 EL SEPTIMO SELLO
El asesinato de los dos indefensos campesinos, ensucia y mancha el trabajo efectivo de la Procuraduría General de Justicia, algunos buenos elementos de las fuerzas armadas y policía federal. Bueno sería que las autoridades dieran el ejemplo del buen juez que por su casa empieza y los policías federales asesinos que arteramente acribillaron por la espalda a los dos tabasqueños, fueran puestos de cara ante la sociedad y ante las autoridades correspondientes para que paguen por el crimen tan aberrante que cometieron y la sociedad viera que el abuso de autoridad, la prepotencia y la arbitrariedad no tienen cobija dentro de una institución tan importante: un crimen que ha llenado de dolor, llanto y orfandad, tan doloroso merece que paguen con cárcel los asesinos…

LA SEPTIMA TROMPETA
¿Quiénes son los policías asesinos? Tabasco merece conocer sus rostros para cuidarse de ellos, dejar que sigan con licencia para matar, es repetir el error, como con los asesinos de Jalpa de Méndez que siguen viviendo y actuando en la impunidad, armados hasta los dientes, con la justicia expedita en sus mentes siniestras y los juicios sumarios en sus dedos asesinos bañados de sangre…

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