Se le denomina a la última gran guerra. Esto será en el gran valle de Megido que está en medio de Palestina desde el Mar Mediterráneo hasta el río Jordán. Tiene 300 kilómetros de largo y 15 de ancho.
La gran batalla de Armagedón es la batalla final de la historia humana. Todos los ejércitos del mundo protegerán sus propios intereses, llegaran a Megido, se unirán formando un solo ejército que estará listos para exterminar a los judíos y obtener todo el petróleo de Medio Oriente. Aquí es cuando Jesucristo interviene y detiene la locura y la maldad de la humanidad.

jueves, 6 de septiembre de 2012

El dolor de los infortunados...


“Y fueron traspasados de muchos dolores”
1ª de Timoteo 6:10

Alfredo A. Calderón Cámara
Tacotalpa es una tierra cansada de rostros convulsionados por el dolor. Hastiada de expresiones de terror. Extenuada de expresiones de pánico al saber que ya hay otra lúgubre referencia de luto. La voz acusadora de los muertos no cesa. La incertidumbre de desaparecidos que no “reaparecen” o son encontrados para recibir el doloroso adiós. Los antecedentes son conocidos por todo Tabasco. Grotesca ola de homicidios plagada de abusos contra los más solos, desamparados e indefensos. Aunque los culpables han sido hallados, el horror y los estremecimientos siguen latentes. Evidentes son los esfuerzos de las autoridades por detener tanta atrocidad e incluso el Ejecutivo Estatal Andrés Granier ha sido claro al hablar abiertamente que siguen investigando a muchos más que pudieran tener alguna relación. No obstante la alarma y la aprensión siguen ahí. Mordiendo, carcomiendo  apolillando y triturando la paz y la estabilidad social, quebrando paulatinamente la confianza entre amigos y familiares, entre unos y otros los pensamientos han variado. Han sido demasiado grandes las laceraciones y las muertes inútiles.

Tapijulapa y Oxolotán arrastran sobre sus espaldas delicadas miradas de lástima. Los pobres, pobres, halando eternamente su miseria ahora jalan también a sus muertos. Llorando, con la garganta seca, con la cara enrojecida e irritados de sus ojos y pidiendo perdón al cielo y a Dios por algún agravio. Homicidios sin razón. 2012 ha sido el año en que no vieron llegar a la muerte. Sólo la sintieron. La muerte cargando con sus hijos y los amigos de sus hijos. Tierra mordida con saña donde quién no conocía la agonía y el estertor del dolor ajeno, lo hizo propio. Homicidas, que sentimientos asesinos empujaron como a los animales: más allá de la raya. De nada valen sus confesiones, sus agrias venganzas, ni sus desplantes o balandronadas. Porque no es la voz de sus revelaciones, la que hizo sentir a esta tierra la llegada de la muerte y su fatal fin ¡No! Fue la boca seca, el desconsuelo, la angustia y la congoja de padres, madres, hermanos, familiares y amigos que tanto amaban a las víctimas. Fue la tarascada de la demasía y el exceso de los crímenes que han tragado a Tacotalpa entera.

Tapijulapa y Oxolotán, donde este reportero desde siempre ha tenido amigos, ya no es más. Los bosques hermosos a orillas del río dónde Carlos Pellicer iba con su bata de manta a admirar la naturaleza con aquella parvada de jóvenes becarios, hoy es tierra donde el miedo es el único recurso de legitimación. Dónde no saben cómo hacerle frente a la inseguridad social, las escuelas, en el futuro. Quizás la presencia material de las fuerzas del Estado ahuyente la sed de revancha y los pensamientos homicidas de quienes agazapados en el desequilibrio emocional, todavía sienten que el agravio de estos dos pueblos no ha sido suficiente. Con las ejecuciones innocuas de los niños hace meses se pensó que había sido demasiado. Aturdidos por el dolor de Tapijulapa nadie vio correr al lobo detrás del conejo hasta destazarlo. De nuevo, en Oxolotán nadie vio venir la muerte, porque los odios y aborrecimientos no se ven. Se sienten. Y el homicidio de los inocentes no nada más mató a quienes murieron. También desmanteló el alma de la comunidad, sus esperanzas están irremediablemente carcomidas por heridas que no cierran, por donde se cuelan la nostalgia y los recuerdos. Por eso, a pesar de todo ese sufrimiento, las ganas de matar y de venganza no se fueron, se volvieron invisibles, una vez más desgarraron con ferocidad y ahora sólo nos queda mirar otra vez el dolor de los infortunados…

EL SEPTIMO SELLO
Tacotalpa ha conocido toda clase de tumultos y calamidades ante la planta implacable de asesinos barbaros que son los cómplices más ruines de la muerte, peores incluso que la peor alimaña…

LA SEPTIMA TROMPETA
No importan los móviles de los asesinos, siempre serán ridículos. Nadie tiene derecho ni porque arrebatarle la vida a otro individuo. Repugna la eficacia de su trabajo: quitarle la vida a los más frágiles. No caben pretextos ni los necesitan. También puede revisar esta columna en el blog http://alfredocalderon.blogspot.com/
. Delaciones, chivatazos y confidencias al teléfono 99 33 18 21 65…

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